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lunes, 5 de noviembre de 2012

DICHA QUE TUVE EN ALBERDI



La Piojera forma parte del anecdotario que mi viejo desempolvaba cada domingo en la sobremesa. La imagen de los estudiantes, con el sándwich de mortadela o con el termo y el mate sacándose las chancletas y estirando sus pies sobre la butaca delantera para verse dos películas al hilo, me parecía la de alguien que se siente como en su casa, como si el Teatro Colón les perteneciera. La Piojera era y es aún, a pesar de los años y el abandono, patrimonio de los vecinos de Alberdi, que digo de Alberdi, patrimonio de los Cordobeses.

El Cine Teatro Colón, ubicado en la calle del mismo nombre al 1500, no sólo era el lugar de la películas de Cowboy y las series de acción, la música y los amigos, también era escenario de reuniones políticas de todo tipo. La Piojera, lugar de encuentro de Estudiantes, trabajadores, chicos, jóvenes y grandes, es un pedazo de historia, la historia de córdoba que habita las calles y rincones de Alberdi. Es un símbolo de la cultura popular de ese barrio, y es parte de la identidad colectiva de sus vecinos. Pero nada de esto parece tener valor para quienes gobiernan y tienen en sus manos la posibilidad de recuperar el Viejo Teatro Colón como espacio cultural, de encuentro y participación ciudadana.

El Cine Moderno funciona desde 1929 y bajó su telón por última vez en el año 2002. En 1997 su fachada fue declarada Patrimonio arquitectónico y urbanístico de la ciudad y diez años más tarde nos ilusionábamos con la ordenanza 11.298 que declaraba al Cine Teatro Colón de utilidad pública, sujeto a expropiación total y establecía que ese lugar sería “destinado al desarrollo de actividades sociales, artísticas y culturales”. Pero esa ordenanza fue derogada dos años más tarde con la excusa de abrir un proceso de conversación con los dueños para preservar y refuncionalizar el lugar. A pesar de su importancia cultural e histórica, hoy la piojera tras varios años de abandono, esta siendo transformada en un templo evangélico. Nada se hizo desde la actual gestión municipal para evitar este desenlace, cuando el propio Mestre en campaña les habría prometido a los vecinos de Alberdi que La Piojera no se vendía. Este intendente y su ya famoso secretario de Cultura Francisco Marchiaro se cansan de decir que la cultura es política fundamental de esta gestión y sin embargo no hay respuesta para los vecinos de Alberdi que no tienen un centro cultural, lo reclaman, y con toda razón quieren que se en el viejo Teatro Colón.

La lucha por la recuperación de La Piojera es parte de la lucha de los vecinos de Alberdi por la defensa del patrimonio histórico y cultural del barrio, que lleva ya varios años y que ha surgido a la par de otras movidas similares en barrios como San Vicente, General Paz, Nueva Córdoba, Alta Córdoba. Las responsabilidades son claras, a la acción depredadora del desarrollismo salvaje y la especulación inmobiliaria se le suma la complicidad, por acción y omisión, de funcionarios municipales y provinciales, que muchas veces son parte del negocio.

No se controla a los desarrollistas, que tienen la costumbre de demoler y luego pedir autorización y a lo sumo pagar alguna multa irrisoria. Casi no se legisla ni se promueven políticas públicas vinculadas a la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural de Córdoba, y cuando se legisla no se cumple. Es el caso de la ordenanza 11.889 aprobada en 2010 según la cual se establece una mesa de concertación con participación de vecinos y desarrollistas para velar por el cumplimiento de las ordenanzas que regulan el patrimonio arquitectónico y urbanístico de la ciudad y los índices de ocupación del suelo en B° Alberdi. La mesa debe controlar las intervenciones en inmuebles protegidos y garantizar la conservación de edificaciones de valor histórico. Me pregunto que espera el Intendente Ramón Mestre tan apegado al orden y al cumplimiento de las ordenanzas vigentes para convocar esta mesa de concertación. Esta gestión municipal ya ha dado sobradas muestras de complicidad con los desarrollistas urbanos, como la actual ordenanza de convenios urbanísticos que habilita a los emprendimientos inmobiliarios a "comprar", en efectivo o con "obras" excepciones a la regulación. Efectivo que además puede ir a rentas generales para que se le de cualquier uso.

No se esta cuestionando el desarrollo urbano, sino un desarrollo urbano guiado por la voracidad especulativa de un puñado de grandes empresarios inmobiliario que arrasan con la identidad, la historia, la cultura y el bienestar de los cordobeses.

Hace unos días Ramón Mestre anunció la conformación de un foro a 30 años de la recuperación de la democracia para discutir, analizar y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de la misma. El mejor tributo que puede hacerle a la democracia señor intendente es el de escuchar a los vecinos, abrirles el juego y darles lugar a que participen, discuten y decidan qué desarrollo queremos, para quién y a costa de qué. 






Vídeo de la Fotogalería Club Atlético Belgrano

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